domingo, 21 de septiembre de 2008

Bosquejo de lenguaje ( II testigo ).

Ahí estaba él, el muchacho de pelo negro y ojos miel, que siempre aguarda en el metro, los viernes cuando me voy a trabajar.
Tenía una cara triste, parecía acongojado.
Llegó la muchacha de cabellos largos y medios cobrizos con la que se junta todos los viernes. Bajaron hacia el andén, se subieron al metro y se miraban despectivamente... Ella evitaba llorar.
Los seguí hasta franklin, donde se sentaron en el cambio de andén. Sólo pude escuchar "no eres tú, soy yo, perdóname", y a la lejanía se escuchó un doloroso sollozo de llanto.
Se escucharon las puertas del metro, voltié. Era la muchacha con sus cabellos flotando entre el aire que se desvanecía, del vagon que acababa de irse. Pasó por mi lado corriendo, y podría asegurar que una de sus lágrimas cayó en mi mejilla. -Pobre muchacha, seguro que le rompieron el corazón- me dije, hasta pensé escuchar algo, como todos los que estabamos en el metro aquel día, aquel viernes 4 de Julio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta, no puedo dejar de leerlo, hija.

Gran, hija, gran.